Mucho se ha escrito sobre este tema pero hoy quiero desarrollarlo desde el punto de vista práctico, con la sola intención de resaltar los procesos que vivo diariamente en mi función.
Acompañar el trabajo en la escuela es una acción primordial en el quehacer del supervisor, pero este acompañamiento debe ser con independencia de lo técnico pedagógico, respetuoso, motivacional, inteligente y apasionado capaz de coadyuvar en el buen desempeño del maestro para garantizar una educación de calidad incluyente y humanista que vea en cada uno de sus alumnos una oportunidad de ponerse a su servicio para que juntos, realicen grandes transformaciones que estén a la altura de esta sociedad dinámica cambiante que exige excelencia y eficacia en los ámbitos laborales, sociales y culturales donde ha de desenvolverse ese ciudadano que está formando.
Desde mi punto de vista, ser supervisora significa estar cerca de los maestros, alumnos y padres de familia con una buena actitud y comunicación efectiva donde prevalezca el respeto, la armonía y la motivación como estímulo e impulso hacia un buen desempeño.
Con los maestros: a través de la asesoría y acompañamiento como lo señala el fichero de estrategias didácticas para la asesoría y el acompañamiento del supervisor escolar (SEP).-
La asesoría es el proceso formativo que desarrolla la supervisión escolar u otros agentes educativos, para la mejora de las prácticas docentes y directivas; involucra aprender de la experiencia mediante la identificación de dificultades, la observación, el registro y análisis de las prácticas, el diálogo sistemático, así como la formulación, desarrollo y seguimiento de propuestas de mejora.
El acompañamiento es la colaboración continua, planificada y sistemática que brinda la supervisión de zona durante un ciclo escolar a por lo menos, dos escuelas bajo su responsabilidad, que lo requieren de manera preferente (por alguna problemática o bajos indicadores).
Con los alumnos: observando su evolución en los aprendizajes y trabajo en el aula, rescatando elementos esenciales del proceso educativo a través de visitas con enfoque que permitan dar sugerencias a los docentes con la intención de apoyar la práctica educativa sin llegar a la imposición de criterios, puesto que es precisamente el maestro quien conoce el contexto, estilos de aprendizaje y necesidades de sus alumnos. La función supervisora es muy específica así como la del maestro, por lo que la comunicación y respeto deben estar presentes en todo momento.
Con los padres de familia: a través de la atención inmediata de cualquier situación que se presente y pueda obstaculizar la relación escuela y familia, ya que ese binomio siempre debe estar sólido y fortalecido; por lo que el supervisor debe tratar a los padres de familia como un agente participativo con lo que se busca establecer un diálogo continuo en favor de los alumnos y la escuela, utilizando siempre un buen lenguaje corporal, comunicación asertiva y la escucha activa sin olvidar que las familias de los alumnos deben ser los mejores aliados dentro del proceso de aprendizaje con la escuela.
En conclusión, para mí la esencia de la supervisión escolar es el logro y mejora de los aprendizajes de los alumnos, vinculándose de manera directa con toda la comunidad educativa.