Por: María Lorena LLiteras
Un día sin previo aviso, el mundo paró y todos fuimos obligados a irnos a casa (al menos quienes tenemos una).
[dropcap background=»transparent» color=»#e71c34″ circle=»0″ size=»2″]E[/dropcap]l COVID nos arrebató todos los distractores y ya no hubo escapatoria.
En un primer momento muchos fingíamos con que “Acá no pasó nada”.
Algunos nos inventábamos recetas, hacíamos gym en casa, ordenábamos cajones, placares, cambiábamos muebles de lugar, leíamos todos esos libros atrasados, mirábamos series, películas y hasta dormíamos un rato por las tardes.
Otros, pensábamos en hacer todo lo anterior, pero nuestro cuerpo se había declarado en huelga y parecía haber decidido quedarse inmóvil tratando de decodificar qué había pasado: ¿A dónde se habían ido las mil tareas que hacíamos día tras día? En este grupo quedamos los que intuíamos que algo nuevo había venido para quedarse.
Ni los unos, ni los otros quedamos exentos de la montaña rusa emocional. Hubo días de angustia, de miedo, de tristeza, de enojo, de frustración; pero también de alegría, de entusiasmo y de agradecimiento.
No todos hemos sentido lo mismo, ni todos hicimos lo mismo con lo que hemos ido sintiendo. Algunos supimos buscar ayuda, otros no paramos de trabajar para ayudar y otros nos quedamos sentados esperando que el COVID decida desaparecer.
Ya no importa de qué lado del grupo hayas estado. A todos nos sentaron cara a cara con nuestras relaciones y con nosotros mismos.
Y fue en esa soledad, despojada de lugares a donde ir, de tareas que cumplir o de tiendas para comprar, donde muchos nos sentimos por primera vez atrapados en una encrucijada, en donde la cabeza nos dictaba un discurso y el corazón palpitaba otra historia. Apareció luego de muchos años, tal vez toda una vida, la pregunta de a quién escuchar ¿Corazón o Razón?
Y tal vez fue esa pregunta el puntapié para todas las otras que surgieron:
¿Qué quiero para mi vida? ¿Cuáles son las relaciones que quiero conservar?¿Cuáles son necesarias que recicle? ¿Cuáles voy a terminar? ¿Quién estoy siendo? ¿Quién quiero ser de ahora en más? ¿Cuáles son los sueños que hace tiempo guardé en un cajón que hace años no reviso? ¿Cuáles son los sueños que jamás me animé a soñar? ¿Cómo me imagino viviendo de acá a los próximos 5 años, con quiénes, en dónde, haciendo qué cosa? ¿Cuánto tiempo le estoy dedicando a mis afectos? ¿Cuánto tiempo me estoy dedicando a mi mismo: a mirarme, a preguntarme cuáles son mis tiempos, a ver qué necesito, a declarar mis bastas? ¿Cuáles con los discursos que ya no me sirven y cuáles son los que necesito volver a escribir?
La búsqueda de todas esas respuestas tal vez sean los regalos de esta pandemia.
En un mundo donde es tan difícil “No Saber”, donde la certeza es la moneda que cotiza, la confusión no sólo nos aterra, sino que hace más dura nuestra batalla interna.
La “nueva consciencia” no es simple.
Hemos perdido mucho en estos tiempos: la libertad de circular, de abrazar, de ir a trabajar, de sentirnos “sanos y seguros”.
Hemos perdido dinero y personas.
Pero también hemos ganado, recordando nuestra vulnerabilidad y fragilidad humana.
Mirando nuestras vidas, y pasando tiempo con nosotros y con los más cercanos, muchos recuperamos la memoria de “Quiénes realmente somos” y «Para qué hemos venido».
Hoy estamos invitados a re-significar nuestra vida y a cultivar coraje, paciencia y determinación, para vivir cada día de nuestras vidas honrando a quienes han partido.
4 comentarios
I like this blog its a master peace ! Glad I detected this on google .
Hello There. I found your blog using msn. This is a really well written article. I will be sure to bookmark it and return to read more of your useful info. Thanks for the post. I’ll certainly return.
When I initially commented I clicked the «Notify me when new comments are added» checkbox and now each time a comment is added I get four emails with the same comment. Is there any way you can remove me from that service? Appreciate it!
hwgKDvVQre